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Como era natural, cuento a todos lo sucedido por mi parte sorprendiéndose y haciéndome muchas preguntas, entre tantas una de ellas me llamaba la atención, pero vamos a ver, como es que dejaron aquel hombre solo, porque lo vimos de una forma natural, habíamos hecho todo a nuestro alcance, lo único que me llamó la atención fue  cuando nos dijo: ¡cada año por estas fechas os acordaréis de mí! y yo dije pues si yo siempre trato de acordarme de cualquier hecho que me marque, y no le preguntaste a dónde iba, también y nos dijo que la vida tiene a cada uno su destino, que hacía por Tenoya, nos dijo que iba de paso por todos los pueblos y rincones de la isla y así infinidades de preguntas….

Acaymo por otro lado seguía haciendo sus comentarios con preguntas y respuestas que ya me contará el día que me lo encuentre, todo para nosotros era una incógnita, pasaban las horas y el día, pero al día siguiente una voz unánime corría de boca en boca en el pueblo ¡Ha aparecido un hombre ahorcado en el tronco del moral bajo la muralla de la carretera! cerca de la bajada del Lomito Chico, conocido también por el moral de Nicolasa, regado como sabemos muchos con los enjuagues del bar (al cortarlo trata de reventar con dificultad, tal vez sea este el último testigo de su desaparición)

Estaba en mi casa cuando escucho la triste noticia, y veo desde la ventana aquel hombre colgado, al que habíamos auxiliado, mucha gente alrededor pues habían hombres mujeres niños-as y ancianos, bajé la cabeza  y mi cuerpo queda sentado,  quieto, meditando desde la distancia, preguntándome ¿Por qué lo dejamos solo? sintiendo la pesadilla del remordimiento, mientras mi mujer me consolaba llegando poco a poco a recuperarme, alcé la cabeza dando un fuerte respiro y mirándola con mis ojos humedecidos, le contesté:

ESTE CUENTO LO HE SOÑADO

Despertándome en un nuevo día para vivirlo ilusionado fundiéndose el alivio en un abrazo imaginado.

Había sido la visión del paso de un Judas por Tenoya, esa visión que arranca y trasciende desde mi niñez junto a la Ermita y que este día al pasar, vi la escena de forma natural, imágenes sin preparar sacadas de forma casual, que me inspiró como en otros a hacer este pequeño relato mezclado entre la realidad vivida y la imaginación

Ese mismo día Acaymo se encara conmigo y me dice:  querido amigo, esta tradición perdida en un tiempo lleva ya diez años, recordando la antorcha que prendió fuego en su día Laureano Lezcano Galindo y que en manos de un buen amigo sigue encendida.

Terminó este día de la Vigilia Pascual con la quema de judas, ante la congregación de fieles testigos Tenoyeros.

Tino Torón

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