En esta imagen (1920) podemos apreciar el lugar en el que se colocaron las cruces por el accidente en carro.
En el camino a Tenoya, un poco antes de llegar a la casa de Agustín Torón, siempre hemos visto un hueco en el malecón que protege el borde de la calle, en él se albergan dos cruces de cemento pegadas a la pared y un rótulo con un texto: “Accidente en carro; Febrero 1910”. Esas cruces actuales y el rótulo fueron realizados a mediados de la década de los 90 por Tino Torón.
En el camino a Tenoya, un poco antes de llegar a la casa de Agustín Torón, siempre hemos visto un hueco en el malecón que protege el borde de la calle, en él se albergan dos cruces de cemento pegadas a la pared y un rótulo con un texto: “Accidente en carro; Febrero 1910”. Esas cruces actuales y el rótulo fueron realizados a mediados de la década de los 90 por Tino Torón.
Con anterioridad recuerdo que las cruces que existían eran de madera con una peana de cantería azul, que en más de una ocasión aparecían en el cercado de plataneras que está en la ladera un poco más abajo.
Siempre oí que el motivo de su existencia había sido un accidente de carro en el que habían muerto algunas personas pero me costaba averiguar la fecha exacta y que había sido lo que ocurrió exactamente.
Recientemente en una de mis búsquedas de información sobre nuestro pueblo he encontrado esos datos y por eso quiero compartirlos con todos, para que cuando pasemos al lado de esas cruces, recordemos que son parte de nuestra historia, de nuestro patrimonio cultural y por ello debemos por todos los medios preservarlas. Sobre todo en estas fechas en las que estamos viendo como nos destrozan uno de los elementos más importantes de nuestro patrimonio arquitectónico y la mayoría no hace nada para evitarlo y los que lo intentan son mirados como bichos raros.
El día 24 de febrero de 1.910, “...subía desde Las Palmas un carro de los grandes para conducir fruta, tirado por siete mulas y guiado por el conductor José Antonio” (1), de la empresa “Sociedad Suárez y Hernández de Arucas” (2).
Por el camino, se cruza “...con dos mujeres, vecinas de Tenoya y de oficio lavanderas. Habían estado en Las Palmas, como todas las semanas, a devolver la ropa lavada y habían recogido mueva ropa que tenían que entregar al día siguiente. Una de ellas era una anciana de unos sesenta años, pero aún mujer fuerte y saludable, la otra su hija, agraciada joven de 22 años” (3)
“...Ambas mujeres caminaban apresuradamente. Habían cruzado una vereda por Tamaraceite, con objeto de ganar camino, y al llegar a la carretera se encontraron con el carro que guiaba José Antonio Hernández. Suplicaron al carrero que las dejara subir y este, que se negó al principio, accedió después...”(4)
Pasado el túnel de Tenoya, según parece después del anochecer aunque no está muy claro puesto que la prensa dice por un lado que fue a las 8:30 (5) y por otro que fue a las 11:00 de la noche (6), “...al llegar el carro a una vereda o atajo de la carretera, y en el mismo sitio donde existe una pared que servía de contención a dicha carretera, pared que echó a tierra el último temporal, dejando abierto un boquete desde donde se domina una altura de 15 a 20 metros se espantaron las bestias precipitándose por el boquete de la muralla destruida, y salvando aquella altura. La catástrofe fue horrible” (7)
“...El carrero José Antonio, quedó muerto en el acto y lo mismo la más anciana de las mujeres” (8). “ ...dejando gravemente herida a la infortunada joven. Esta se halla en Tamaraceite donde se le presta asistencia médica” (9). “... De las siete mulas que arrastraban el carro, dos quedaron muertas y perniquebradas las restantes, que ha habido que rematar...” (10). “...El carro quedó muy destrozado.” (11)
Esta es, en palabras de la prensa de la época la historia del por qué están “Las Cruces” en el Camino a Tenoya.
Vistas de las cruces en la actualidad
Lo curioso es que los comentaristas que de primera mano tomaron la noticia, no hacen mención a los nombres de las mujeres. En el único lugar en el que he podido encontrar su nombre es en un poema que años después recogió el que fuera párroco de Tenoya en los años cuarenta y principio de los cincuenta, don Florencio Rodríguez Artiles. Es curioso comprobar que en el poema la relación que une a las mujeres es la de tía y sobrina. (Quizás debido a una mala transcripción del recopilador)
Bibliografia
1) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2
2) Periódico el Progreso; 26-02-1910; pag 2
3) Periódico el Progreso; 1-03-1910; pag 1
4) Ibidem
5) Periódico el Progreso; 26-02-1910; pag 2
6) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2.
7) Ibidem
8) El País. Diario Liberal; 1-03-1910; pag 1
9) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2.
10) Periódico el Progreso; 1-03-1910; pag 1
11) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2
12) Rodríguez Artiles, F.: Llevas el nombre de Reina: Tenoya y yo. Inédito
Siempre oí que el motivo de su existencia había sido un accidente de carro en el que habían muerto algunas personas pero me costaba averiguar la fecha exacta y que había sido lo que ocurrió exactamente.
Recientemente en una de mis búsquedas de información sobre nuestro pueblo he encontrado esos datos y por eso quiero compartirlos con todos, para que cuando pasemos al lado de esas cruces, recordemos que son parte de nuestra historia, de nuestro patrimonio cultural y por ello debemos por todos los medios preservarlas. Sobre todo en estas fechas en las que estamos viendo como nos destrozan uno de los elementos más importantes de nuestro patrimonio arquitectónico y la mayoría no hace nada para evitarlo y los que lo intentan son mirados como bichos raros.
El día 24 de febrero de 1.910, “...subía desde Las Palmas un carro de los grandes para conducir fruta, tirado por siete mulas y guiado por el conductor José Antonio” (1), de la empresa “Sociedad Suárez y Hernández de Arucas” (2).
Por el camino, se cruza “...con dos mujeres, vecinas de Tenoya y de oficio lavanderas. Habían estado en Las Palmas, como todas las semanas, a devolver la ropa lavada y habían recogido mueva ropa que tenían que entregar al día siguiente. Una de ellas era una anciana de unos sesenta años, pero aún mujer fuerte y saludable, la otra su hija, agraciada joven de 22 años” (3)
“...Ambas mujeres caminaban apresuradamente. Habían cruzado una vereda por Tamaraceite, con objeto de ganar camino, y al llegar a la carretera se encontraron con el carro que guiaba José Antonio Hernández. Suplicaron al carrero que las dejara subir y este, que se negó al principio, accedió después...”(4)
Pasado el túnel de Tenoya, según parece después del anochecer aunque no está muy claro puesto que la prensa dice por un lado que fue a las 8:30 (5) y por otro que fue a las 11:00 de la noche (6), “...al llegar el carro a una vereda o atajo de la carretera, y en el mismo sitio donde existe una pared que servía de contención a dicha carretera, pared que echó a tierra el último temporal, dejando abierto un boquete desde donde se domina una altura de 15 a 20 metros se espantaron las bestias precipitándose por el boquete de la muralla destruida, y salvando aquella altura. La catástrofe fue horrible” (7)
“...El carrero José Antonio, quedó muerto en el acto y lo mismo la más anciana de las mujeres” (8). “ ...dejando gravemente herida a la infortunada joven. Esta se halla en Tamaraceite donde se le presta asistencia médica” (9). “... De las siete mulas que arrastraban el carro, dos quedaron muertas y perniquebradas las restantes, que ha habido que rematar...” (10). “...El carro quedó muy destrozado.” (11)
Esta es, en palabras de la prensa de la época la historia del por qué están “Las Cruces” en el Camino a Tenoya.
Vistas de las cruces en la actualidad
Lo curioso es que los comentaristas que de primera mano tomaron la noticia, no hacen mención a los nombres de las mujeres. En el único lugar en el que he podido encontrar su nombre es en un poema que años después recogió el que fuera párroco de Tenoya en los años cuarenta y principio de los cincuenta, don Florencio Rodríguez Artiles. Es curioso comprobar que en el poema la relación que une a las mujeres es la de tía y sobrina. (Quizás debido a una mala transcripción del recopilador)
En mil novecientos diez
a las nueve de la noche,
yo sentí como un tropel
algo parecido a un coche.
En él como pasajeras
viene Gregoria Santana
y su sobrina Micaela,
por cierto, una hermosa dama.
El carro se encarriló
formando tan gran estruendo
que oyó todo el vecindario
Viniendo todos corriendo.
Cuando llegaron las gentes
el carretero era muerto...
Y murió el pobre de asfixia
oprimido por el peso
de la mula de entre varas
que cayó sobre su cuerpo.
Seguí buscando en el carro,
cuando siento unos lamentos
me fijo y es Micaela
que con Gregoria, del Puerto
traían un saco de ropa
para lavarla en el pueblo.
Le pregunté por Gregoria
y, como fuera de tina,
me dijo: ¡Mírala ahí
más tiesa que un cebollino (12)
a las nueve de la noche,
yo sentí como un tropel
algo parecido a un coche.
En él como pasajeras
viene Gregoria Santana
y su sobrina Micaela,
por cierto, una hermosa dama.
El carro se encarriló
formando tan gran estruendo
que oyó todo el vecindario
Viniendo todos corriendo.
Cuando llegaron las gentes
el carretero era muerto...
Y murió el pobre de asfixia
oprimido por el peso
de la mula de entre varas
que cayó sobre su cuerpo.
Seguí buscando en el carro,
cuando siento unos lamentos
me fijo y es Micaela
que con Gregoria, del Puerto
traían un saco de ropa
para lavarla en el pueblo.
Le pregunté por Gregoria
y, como fuera de tina,
me dijo: ¡Mírala ahí
más tiesa que un cebollino (12)
Laureano Lezcano Galindo
Bibliografia
1) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2
2) Periódico el Progreso; 26-02-1910; pag 2
3) Periódico el Progreso; 1-03-1910; pag 1
4) Ibidem
5) Periódico el Progreso; 26-02-1910; pag 2
6) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2.
7) Ibidem
8) El País. Diario Liberal; 1-03-1910; pag 1
9) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2.
10) Periódico el Progreso; 1-03-1910; pag 1
11) Diario de Tenerife; 1-03-1910; pag 2
12) Rodríguez Artiles, F.: Llevas el nombre de Reina: Tenoya y yo. Inédito
Comentarios
La madre se llamaba María Rodríguez y tenía 63 años.
El conductor del carro José Antonio Hernández, tenía cincuenta años y la más jovenla hija de María se llamaba Pino Bethencourt Rodríguez, no he encontrado la edad.
(Datos obtenidos de EL IMPARCIAL;Madrid; 28-02-1910)
Un saludo a todos y felicidades.
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