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Buenas noches Autoridades presentes, representantes de las distintas Asociaciones y vecinos.

Cuando la Comisión de Fiestas me hizo llegar a través de Germán su propuesta para que leyera el pregón en las fiestas de San Nicolás de Bari en Casa Ayala, multitud de sentimientos se agolparon en mi corazón. Por un lado, vergüenza por tener que hablar delante de todos ustedes y por otro lado, mucha emoción porque en cuestión de segundos, vinieron a mi mente muchos recuerdos entrañables.

Cuando intento dar forma a mis palabras pienso en primer lugar en la relación que he tenido con las fiestas de Casa Ayala y vienen a mí, imágenes de cuando era pequeña, y veo a mi madre junto con mi padre y muchos vecinos, preparando unas fiestas estupendas en las que había carreras de bicicletas, papagüevos por la calle y las largas y bellas procesiones con D. Manuel, nuestro párroco, a la cabeza.

Ya de adolescente dejé de ser espectadora y mi participación fue mayor. Ayudaba, como muchos jóvenes de mi época, - a los que no nombro por no dejar a ninguno atrás- en las diversas actividades que se celebraban. Recuerdo cuando íbamos un rancho de jóvenes a vender números a Tenoya o a Cardones caminando y daba igual porque disfrutábamos haciéndolo. Fueron muchas las risas que compartimos en esos momentos.

¿Se acuerdan de la famosa frase "me compra un número para la fiesta de Casa Ayala" cuando tocábamos en la puerta de algún desconocido?
Hay que destacar que si algo teníamos los jóvenes del momento era ilusión, ganas de trabajar,... a veces siento que los jóvenes de ahora tienen ilusión por tener y no ilusión por hacer.

Por aquella época se fundó en el barrio, con chicos y chicas de 13 a 18 años, nuestra Asociación Juvenil Beneharo, la segunda en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria, en la cual cabíamos todos ya que había jóvenes de Ladera Alta, Los Giles, La Adelfa, Risco Quío y Casa Ayala. Al frente y como presidente Juan Fernando Díaz que para quien no lo conozca hijo de Sarito y Ninito el panadero. Como joven, impresionaba la fuerza y la energía con la que nos motivaba para hacer cosas, las cuales no fueron pocas ya que hicimos escalas en hi-fi no solo en Casa Ayala sino que actuamos en otros barrios de la ciudad. La obra de teatro "Historia de una escalera" de Buero Vallejo, verbenas y a lo que en mi opinión le pondría el broche de oro fue a la obra de Jesucristo Superstar en la cual participaron actores muy jóvenes que junto a los colaboradores realizaron una magnífica puesta en escena a pesar de los pocos medios que había en el momento.

Hoy en día me sorprendo al recordarlo porque era una juventud que no se rendía ante los numerosos obstáculos que se presentaban sino que buscaban soluciones para resolver todas las dificultades. Tengo que decir que muchos de esos jóvenes hoy ya son adultos convertidos algunos de ellos en padres y madres que siguen colaborando en las fiestas a San Nicolás.

Y si estaba hablando de una juventud motivada, trabajadora, con ganas de hacer, es justo reconocer el mérito de todos nuestros padres que estaban detrás colaborando en lo que fuera necesario.

Ahora las cosas han cambiado: vivo en El Hierro con mi familia desde hace 12 años, pero nunca me he sentido desvinculada de mi barrio y me ilusiona y preocupa todo lo que aquí ocurre.

No es fácil resumir en unas líneas lo que mi vida en Casa Ayala ha supuesto para mí: sólo puedo decir que aquí soy y he sido muy feliz.

Y ya para terminar pedir a San Nicolás de Bari que siga dando fuerzas e ilusión a la Comisión de Fiestas para que año tras año continúen con esta magnifica labor y que sirvan de ejemplo para futuras generaciones.

Y sin más agradecerle a todos su atención y a la Comisión de Fiestas en particular por haber depositado en mí su confianza para leer este pregón.

Muchas gracias y buenas noches.

¡VIVA SAN NICOLÁS!

¡VIVA CASA AYALA!

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Comentarios   

+4 #1 Juan Fernando Díaz 04-01-2010 10:23
Mi nombre... Juan Fernando

Llevo 23 años fuera de Gran Canaria y por ende de Casa Ayala, mi barrio. Vengo muy pocas veces pero al leer el pregón de Luci me vienen a la cabeza las innumerables situaciones que nos hacían crecer como personas, en aquella época nos ilusionaba hacer teatro, escalas en Hi fi, y diferentes encuentros culturales que unido a la revista (BENEHARO) que publicábamos todos los meses nos hacía sentir bien y nos daba el impulso a realizar nuevos proyectos
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