×

Advertencia

Uso de cookies - Unión Europea

En esta web usamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación, y ofrecer contenidos y publicidad de interés.

Ver la Directiva sobre la privacidad y las comunicaciones electrónicas

El uso de cookies ha sido rechazado.
Bajo este título se escribe un artículo el día 18 de mayo de 1901. Se dice que hacía algún tiempo que entre los labrantes y albañiles de Tenoya se agitaba la idea de asociarse, buscando en la agremiación y en la unión con los demás compañeros un remedio a las calamidades que sobre ellos pesaban, como sobre los demás obreros canarios. El pensamiento no había podido realizarse hasta aquel momento porque los trabajos de organización de los gremios de Las Palmas reclamaban la preferencia, pero al final se pudo llevar a efecto y por cierto con resultados que no se esperaban, según la prensa de aquel entonces. En la tarde del domingo 12 de mayo, del año en cuestión, se trasladan a Tenoya, procedentes de la Capital, Ricardo Vera, Juan Viera, José Quintero y José G. Cárdenes, a los que acompañaba el director del semanario El Trabajo, Luis Suárez Quesada, con el objeto de proceder a la constitución del gremio.

Los comisionados se dirigieron a la casa del compañero Manuel Henríquez, uno de los más decididos y enérgicos defensores de nuestra idea en Tenoya, y a los pocos momentos se encontraba el local abarrotado de gente. Cuentan que en medio de un entusiasmo extraordinario, que no hubiera causado extrañeza en Las Palmas pero que no pensaban encontrar nunca en Tenoya. Tomó la palabra Luis Suárez Quesada, el director del citado semanario obrero, expresando que se trasladó a Tenoya a trabajar por un partido, el partido obrero canario, que iniciado en Las Palmas y ya sólidamente constituido quería extenderse y ramificarse por todos los pueblos de Gran Canaria, para que todos se beneficiaran de los beneficios de la Asociación y ver unidos a todos los obreros de la isla. Se hizo alusión y reconocimiento a los compañeros de Las Palmas y de Tenerife y también se refirió a los que con malas artes hacían propaganda contraria a los obreros, a los que se les negaba la mejora de la situación precaria que atravesaban en aquellas fechas.

Seguidamente se procedió a constituir el gremio, inscribiéndose en el mismo todos los individuos del oficio que se hallaban presentes y nombrándose en el acto el Consejo Gremial porque ha de regirse aquél, con lo que se dio por terminada la reunión en medio de una animación indescriptible. Los comisionados fueron invitados, una vez terminado el acto, por D. Antonio Mateo a su casa, dónde fueron atentamente obsequiados, regresando inmediatamente a Las Palmas.

Desde el semanario El Trabajo, publicado en Las Palmas de Gran Canaria, se les daba la enhorabuena a los compañeros de Tenoya. Se recalcaba que al Gremio de Labrantes y Albañiles de Tenoya les cabría la gloria de haber sido los primeros, entre todos los obreros del resto de los pueblos del campos, en alzar su voz para defender sus derechos, desconocidos o menospreciados en la mayoría de las ocasiones, emprendiendo así el camino de las reivindicaciones legítimas por los caminos del orden y de la legalidad.

En este artículo quiero hacer un reconocimiento y homenaje al Pueblo de Tenoya por su rico Patrimonio Cultural, Artístico e Histórico, siendo este hecho, el de ser el primer Gremio Obrero, un hito de la clase trabajadora, después del de la Capital, que se organizó en aquel difícil año de principios del siglo XX.

Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia

Escribir un comentario